jueves, 9 de enero de 2014

Que se puede hacer salvo ver películas

En las series y películas norteamericanas usted y yo no tendríamos la menor oportunidad de sobrevivir. Ese es un mundo diseñado para la perfección. No importa como, cuando ni donde; la venganza siempre triunfa, solo la venganza. La justicia es apenas un manto con el que la venganza se disfraza.
La meta es eliminar de las conciencias la idea de justicia e instalar la de venganza, eliminando la razón e imponiendo la reacción animal, imponiendo la furia divina de la naturaleza para investir de un halo supraracional y expíativo --a través de la ideología del destino manifiesto-- un delito contra la humanidad toda: el genocidio como base de la riqueza personal. Y el medio es oportunamente efectivo, profundamente nos entre (tiene) con Law & order, Csi y muchas otras series y películas policiales.
Programa a fuego y sangre que todo está hecho, todo es así. Esta idea borra por completo a la humanidad pues nada es perfecto ni menos aun nadie lo es. Toda persona es perfectible más allá de sus errores y aciertos esta es la piedra angular de los derechos humanos y es el enemigo principal del sistema opresor mundial que encarna ni mas ni menos que el tirano amo capitalismo.
Otros íconos que por estos días subliminalmente tratan de colar es el poder autocrático y totalitario y su supuesta bonomía en las manos de "los buenos" (Lord of the rings", "Game of Thrones").
La mirada homogeneizan sobre la sociedad y el poder viene de mano de los zombies y sus diversas películas,  series y variaciones de "malos" y/o "enemigos". Y a la vez se instala la idea totalitaria y polarizante, zombies vs. humanos, reyes vs. pretendientes a un reino y el pueblo al olvido (caso Game of Thrones) no así en Lord of the Rings donde los invisibilizados hobbits (acaso el estrato más defenestrado de los pueblos de ese mundo) salvan la civilización pero manteniendo el status quo.
La premisa es desinformar y deformar a cerca del funcionamiento y esencia del poder judicial y la justicia porque el conocimiento profundo impone una responsabilidad que trae poder de decisión sobre la realidad del mundo que los sectores del status quo se niegan a compartir en relación a su construcción.
En esta mirada y proyección romántica del status quo --en el sentido de su real y filosófico significado--  se transmite que lo único que prima y triunfa es la razón de la fuerza, la violencia y la idea principal y dogmática de que nada cambiará, siempre fue así y así se quedará (status quo). Es la idea de inmutabilidad del poder, transfigurándose así los verdugos en dioses.
Estos conceptos son facilmente reproducibles por todos, pocas personas tienen la fortuna de liberarse de la violencia y la ciega creencia de que las personas no cambian. La violencia es lo fácil, lo supuestamente unificador con el poder divino, plantea libertinaje e impunidad sin embargo en la práctica estas virtudes solo se prestan a aquellos que acumularon poder suficiente para doblegar voluntades.
 
La seguridad y el control social.
Un ejemplo emblemático a cerca del control social y la seguridad lo representa el film "La aldea" donde se puede ver desembozadamente el control que se ejerce a través del miedo desde el poder hacia los subordinados, en el caso del argumento los padres aldeanos sobre sus hijos instan a no atravesar el bosque ni a usar colores llamativos. Siendo que estos padres y aldeanos sufrieron la violencia y el temor en sus ciudades de origen se convierten en el motor para reproducirlas dentro de su aldea donde finalmente la misma tragedia de la que creyeron escapar se desata. Es lo que en nuestros días se forja en los countries con sus pros y contras.
Los campos de batalla más importantes siempre fueron las mentes de los seres humanos pero hoy en día la escala global de la comunicación permite una programación y control casi totalitario del deber ser y hacer de las personas (¿o deberíamos decir gente como algo a lo que quitan la voz, la personalidad, la per sonare?)
Hay una peligrosa similitud que plantea las series sobre zombies y humanos y la polarización entre ricos y pobres, entre gente de auto y pedestres seres comunes, gente de countries y villeros. La pedagogía zombie señala que esos seres son no personas, son cosas a eliminar, son cosas que no cambian, justamente es el concepto de la solución final que plantea el nazismo y que las diversas oligarquías económicas del mundo manejan como palabra común como elemento de disciplina hacia lo que considera inferior, lo que considera sus siervos y/o esclavos.
Hay puntos de no retorno, cuando se accede al conocimiento existe la responsabilidad y no solo el vano disfrute del vacío existencial del cine o las imágenes pochocleras pero como siempre digo uds son los poetas de sus rimas, más hay una linea trazada a fuego por la crítica quedarse con una sonrisa babean es ser cómplice de la opresión.

Esta burda alucinación

¿Están saliendo a luz indicios del agotamiento del paradigma dominante?
La fabricación de armas, el tráfico de drogas y la trata de personas son actividades que mueven más dinero en el mundo contemporáneo. El imperio exhibe la tortura, los bombardeos y el crimen de modo obsceno, haciendo gala de su voluntad de mantener el control mediante el terrorismo de estado a nivel planetario. La crisis en el centro del poder mundial es erróneamente atribuida a la debacle financiera, a la imposibilidad de completar la reproducción ampliada del capital. Pero estas parecieran ser sólo formas de manifestarse de un fenómeno mucho más vasto. Es cómo si se hubiera perdido todo sentido de orientación. Como si las imágenes del mundo ya no tuvieran referente alguno, como si fueran pura alucinación.
A esta altura muchos se estarán preguntando qué tiene que ver todo esto con un escrito sobre fotografía. Mucho, si se comparte la hipótesis planteada por Vilém Flusser∞ en cuanto a que las "imágenes técnicas", de las cuales la fotografía es la "célula madre", anticiparon la sociedad de la información y son el medio más importante por el cual esta cultura se reproduce.
La velocidad con que vemos fotografías, películas o videos podría inducir a creer, ingenuamente, que no nos afectan en proporción a la información que contienen. Esto no es así. En forma de producciones cinematográficas, noticieros para televisión, imágenes de marca, fotos publicitarias o periodísticas, contenidos para internet..., siglos de conocimientos son codificados en imágenes. De la invención de la perspectiva renacentista a los tratamientos multicapas, de la la experiencia acumulada por los fotógrafos a sofisticados programas de edición, de los avances en electrónica a los desarrollos en neurociencia...
Frente a las imágenes resultantes "no vemos" lo que está codificado en ellas.
Es precisamente esta inconsciencia la que permite que nuestros deseos, valores y forma de ver el mundo sean modelados por imágenes.
La codificación de la información es tan compleja que, aunque entendamos que esas imágenes son una interpretación, no las tomamos por tal cosa sino como un reflejo veraz de lo que nos rodea. No podemos decodificar lo que vemos y terminamos proyectándolo, construyendo la "realidad" con parámetros cuyo origen ignoramos. Esta es la base de una alucinación, de una especie de hipnosis colectiva que anula la posibilidad de desarrollar el potencial humano y ser artífices de nuestra vida.
Desde luego no se trata de un proceso controlado. Más bien cabría hablar de un cierto descontrol por medio del cual y de modo casi automático se recrea día tras día un mundo contradictorio, surgido de tensiones e intereses que determinan la programación y circulación de la programación.
En nada ayuda la proliferación de imágenes si solo contribuyen a completar ese programa, reforzando el vacío vital, la subordinación al poder imperante y la falta de esperanza. ¿Por qué no promover un debate relacionado a la imagen que  eleve la conciencia acerca de ellas?.
Es frecuente la crítica deconstructiva relacionada con el texto, con la palabra, pero no con las imágenes porque la mayor parte de quienes abordan esta tarea son prácticamente "analfabetos" en lo que a estas se refiere.
¿No habrá llegado el tiempo de señalar, en el propio campo de la imagen y por medio de ellas, que solo son interpretaciones? Y, lo que es más importante, ¿no será hora de comenzar a entender que la imagen, como expresión de la separación sujeto/ objeto, debe ser vista como una contingencia histórica, como una construcción más y, desmantelado ese límite, superar esta burda alucinación?
RES
Raúl E. Stolkiner (1957) Fotógrafo
Escrito para Fotomundo, Buenos Aires, Octubre 2011.
∞Vilém Flusser (1920-1991) define la imagen técnica como
aquella producida por un aparato producido a partir de la
aplicación de la ciencia

jueves, 6 de enero de 2011

Fotocopia

Me pregunto si seré yo o todo cada vez se parece más a una sola cosa; me pregunto si me tendrán miedo con tanta razón, me pregunto si piensan o reaccionan.
Antes caminar por mi ciudad era más tranquilo --en rigor continúa así-- pero en apariencias porque lo que ahora hay es paranoia; antes casas bajas, ahora departamentos.
Es la continuidad en los monos dar continuidad a los modos.
Si se establece que el estandar de belleza arquitectónico está dado por los diseños made in Palermo Soho entonces habrá que reproducirlo en todo ámbito posible hasta que sea Palermo Republic. Pero ojo, en esa republica solo entra gente Bvian (bien en nuetro idioma). No importa que el conurbano tenga un poco de barro, la vecindad de "calidad" necesita sentirse IN, necesita status superior para mantener el status quo.
Si alguien como yo osa salir de los actuales standares de la moda textil será peligroso, hasta en su propio barrio, en su propia barriada del conurbano, porque la ley dicta que ser pobre es ser peligroso, salir del uniforme del disciplinado es peligroso.
Entiendan que quienes acusan de peligroso hacen al peligroso, lo tientan, lo empujan, convertirse en ese peligro retroalimenta sus dichos y rompe el esquema de autodeterminación.
Los verdaderos peligrosos son aquellos que no parecen tales, los que visten traje y corbata, los que aparentan laboriosidad. De ellos hay que cuidarse porque son parte de la matrix y dificilmente alguien los pueda castigar. Y está bien que crean eso porque en una de esas pisan el palito y caen.
Felices vacaciones y sean peligrosos, piensen.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Politinación

El olvido parece ser la repetitiva piedra con la que el argentino promedio tropieza o desea tropezar.

Hace casi nueve años cuando nuestro país se develó –como verdaderamente es-- en un capitalismo restringido y fundido para la ganancia de pocos, toda la clase media salió a las calles, cacerola en mano pidiendo que se vayan todos. ¿Cándida imagen, verdad?

Y digo cándida porque ningún lobo en su sano juicio abandona algo porque un cordero se lo pide.

Todos coincidiremos que no se fue nadie porque prácticamente nadie foráneo al estamento político tomó posición. Pero si de alguna manera lo hizo se alineó al status quo pues combatir políticamente contra él, representaba nadar contra la corriente. Nadar contra el verdadero y central poder.

Lo singular y loable de aquella vuelta de página fue el involucramiento político de toda la sociedad, hasta las piedras hablaban y tenían una posición política definida, aquellos que no la decían pero que hacían o deshacían con una serie de actos se definían por una determinada política, tal vez inconscientemente, tal vez no.

A partir de la aparición del kirchnerismo (?)[¿se puede decir que es una ideología política?], y su contraparte política y mediática se comenzaron a escuchar y a propalar un neutralismo pragmático conocido como "politización". Sin embargo la mayor falacia del significado que se le endilgó a tal palabra fue como eufemismo de corrupción, de deshonestidad. Quedó sobrentendido: política= cloaca.

La idea fue generalizar el concepto de que la política es una clase cerrada, espúrea, corrupta e inamovible. Un mal a ser extirpado en pos de la sobrevivencia de la Nación Argentina. ¿Qué nación? ¿La oligárquica o la democrática y popular?

Es más que evidente que se ha creado una propaganda resignante y reproductora del círculo de la profecía autocumplida, diabólica y negativista a cerca de la política como herramienta de cambio y diálogo socio-económico con la clara intención de revalorizar a la actividad económica “la economía” como fuerza aglutinadora y desprovista de toda ideología que verdaderamente hace de manera ecuánime y generosa mejorar la calidad económica de todos los habitantes de la nación –esa que se llamó Teoría del Derrame--. Eso fue engarzar un corralito pedagógico de dominación y control social. Fue sobrevalorar el individualismo como máxima expresión del desarrollo social y económico. Los sujetos adscriptos a la mal llamada clase media creen que sus ancestros y ellos se hicieron y hacen solos, han sido amables objetos del establishment que bien disciplinados ignoran o desean ignorar que son el fruto del emergente de las políticas de ampliación socioeconómicas y de involucramiento político durante los gobiernos de Irigoyen, Perón, Alfonsín y Kirchner. Su indiferencia en principio está motivada por la decepción pero crece a través de la ambición de un crecimiento monetario similar al de las clases altas, aceptando que ellas se han desarrollado por propio modo y de manera decente cuando han ejercido influencia sobre los poderes del estado para llevar adelante los delitos de cuello blanco, aquellos que asesinan a las finanzas nacionales, que roban a la economía de toda la población.

Si se desea cambiar o mejorar cualquier movimiento o partido político lo primero a realizar es involucrarse. Para ello hay que tener muchas ganas, determinación, tripas y nervios de kevlar.

La falsa pretensión de creer que el administracionismo debe y ocupará el lugar de la política --ello como hijo natural del neoliberalismo noventista-- es una búsqueda autoritaria de anular la opinión y la participación política (derecho político que dá ciudadanía a cualquier habitante) para trocarlo por la delegación total de la responsabilidad político-ideológica en personas del campo empresarial creyendo que es lo mismo una agencia empresarial que una gubernamental, que es lo mismo ciudadano que consumidor, que es lo mismo persona que target.

Desde la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se ha repetido la falacia de un mantra exorsizante que la historia había terminado, las ideologías habían muerto. Con ello se ha tratado de imponer el mensaje unívoco y uniformador --y propiamente equívoco-- de que la economía está finalmente desprovista de toda ideología, que la ausencia de discursos opositores a las políticas económicas del capitalismo salvaje y transnacional son una evolución positiva, racional y conciliadora que beneficia a toda la humanidad sin distinción, sin excepción. Este nodo ideológico-pragmático continúa con su lógica anuladora de toda discusión, de toda racionalidad pues la base unívoca y uniformadora para su éxito requiere de que su voz y su dialéctica simplista y alegremente cínica sea la única que se escucha, lee y vé, la clave en cualquier batalla dialéctica y militar es siempre el nulla lumen, nulla sapiens; eliminar la luz es eliminar el saber. En pos de beneficiar y concentrar al verdadero poder establecido (el económico) se buscó, se busca y buscará anular la discusión, el intercambio de ideas, su choque; el objetivo es eliminar la política.

Nada más falso que ello. En cualquier región del globo es la política la que determina cualquier rumbo, en especial el rumbo económico a seguir. La política es la mente, la economía el acero.

La ideología y la política están en todo. Cada acto de la vida de una persona está determinado por una política y una ideología. Puede nacer desde la psicología o la sociología del ser pero lo cierto es que las decisiones concretas determinan una estructura política de los individuos. Cada necesidad individual que logra acumularse para ser grupal es una expresión política

Quién decide viajar en su auto --siquiera tener su vehículo-- o viajar en tren, consumir alimentos de primeras o segundas marcas, comprar un plasma o una pc; ni qué hablar de las decisiones que forman el conocimiento y la información del presente y del pasado propio y general; tienen una raíz e incidencia política que se traduce en apoyos socioeconómicos y psicológicos que actúan de manera positiva o negativamente hacia donde sea dirigida o restringida (ej.: Ley 1420, Ley Federal de Educación 24.195 de 1993). La primera ley buscó integrar la sociedad, buscó “civilizarla” si se quiere amaestrarla. La segunda la polarizó en forma estanca (sectores ricos y pobres y objetivó como mano de obra barata a una; y calificada y de elite a otra, buscando siempre que su necesidad económica le anule y enceguezca su voluntad de lucha política.

Este poder con rostros difusos y jurídicamente poco asibles son --y ciertamente debe ser-- indestructible así como el del estado, ambos son el contrapeso del poder agonal de un estado-nación, sin tal coexistencia caeríamos en el totalitarismo de uno u otro bando. Cuando en lineas generales ambos poderes confluyen, surge la evolución. Este suceso se conoce ordinariamente como burguesía nacional. Los ejemplos se dan en Inglaterra desde el siglo XVII, en Norteamérica, Alemania, Francia y de manera fluctuante desde hace 40 años en Brasil. Estas burguesías contrabandistas en sus inicios, se disciplinaron a base de guerras defensivas e independentistas y desbaratamientos financieros extranjeros que nuestra burguesía antes bien recrea y promueve puertas para adentro como parte del dominio, pues la clase dirigente económica es colonial, es simplemente la cabeza de playa del imperio de turno que quiera poner su pie.

Para tales sectores el sinónimo favorito de burguesía nacional, es comunismo internacional (actualmente llamado chavismo), cuando ciertamente en lo sustancial es la búsqueda y desarrollo de un capitalismo nacional y humano, al contrario que el salvaje y transnacional que se da merced a las oligarquías de nuestra región que son temerosas del conflicto con las economías más poderosas y reticentes a la inversión interna en el trabajo y el desarrollo (que es la verdadera fuente de riqueza) y no el paradigma idiota de un ser y su cosa sin el resto de los seres (yo pienso, luego [solo] yo existo) Ej: Tenemos un país riquísimo.

Al país no lo tiene uno como persona física o jurídica propietaria y dueña, lo habitamos todos los que en él estamos y en ese sentido detentamos el señorío de la soberanía republicana sobre tierra (subsuelos), agua y aire.

Es necesario saber y tener en cuenta que el 54% de los activos de las familias y las empresas de la clase dirigente económica argentina (que muchas veces han nacido de la licuación de activos productores de bienes de consumo e industrializados se han trocado en activos ociosos y transferidos al mercado financiero norteamericano en un 72% y en un 28% en el europeo --estos son datos de hace nueve años-- actualmente la tendencia se ha corrido hacia las economías emergentes, China, paises del sureste asiático, India y Brasil, entre otros. Es decir esas familias y empresas que son las formadoras del consumo y son las directrices de los paradigmas socio-políticos no invierten en el mercado nacional --en cuanto a activos productivos un 11,7% de ese restante 46% de la riqueza que han generado o degenerado en Argentina. Es evidente que tales emporios no creen en el desarrollo de la riqueza interna y mucho menos del desarrollo humano y social.

Podemos asombrarnos y horrorizarnos. Eso no servirá de nada. Lo que se debe tener en claro son éstas normas disciplinantes y acotantes que emiten hacia toda la sociedad en todos sus aspectos.

El último asalto antipolítico se dió a raíz del conflicto de los colegios porteños con el patrón de la clase media tilinga argentina en donde los chicos colgaron sus trajes narcisistas y sus conflictos con la autoridad y le pusieron ideas y cuerpo a necesidades y derechos que traspasan mandatos, edades e ideologías. La herramienta del amo oligarca, establishment o status quo (los medios de comunicación) indican, educan y disciplinan para no pensar. El pensamiento es luz y es una amenaza al poder.

En verdad muy pocas veces pensamos, la mayor parte del tiempo reaccionamos a través de mecanismos sintetizados, (prejuicios y generalizaciones) y es que al estar disciplinados por el control social nos anulan como seres racionales, no es erróneo señalar que nos programan, cualquiera de nosotros puede descubrirlo en el otro, lo problemático es descubrirlo en uno mismo y es que uno aprende contra el conocimiento (G.B.), contra esa disciplina impuesta por la naturaleza o la razón darwinista.

Vemos entonces que se trata de matar la ideología, se trata de ir contra los molinos de viento, sin gloria ni gracia cervantiana, parece que no han leído o no han entendido la frase que Sarmiento se afanó como tantas cosas: Las ideas no se matan. Perdón por mi ingenuidad, sí la entendieron, pero como ya no pueden matar a los mensajeros de la igualdad y la dignidad han armado un gran toldo para tapar el sol sin entender que aunque no lo veamos el sol siempre está.

lunes, 26 de abril de 2010

Todo bien?

La pregunta ha sustituido a un saludo neutro pero amistoso, y ancestral por un cuestionamiento que suena amable, inocente y superficial y que al jugar con la totalidad acaso encierre una afirmación obligatoria y fascista a estar óptimo, predispuesto, positivo, pila-pila. Y más que una obligación parece una astreinte sistemática de la buena civilidad.
Desde ya, criticar esta frase hecha (para agregar al Manual de zonceras argentinas) hace enardecer a sus variopintos usuarios.
Se pregunta afirmando porque no se desea saber como está el otro en verdad y profundidad. El otro no importa si no es y está como yo. Ya lo dice el aviso de Coca-Cola: "El mundo no está preparado para otra respuesta". Y se ha impuesto como verdad omnisciente, se ha amaestrado al mundo para que no acepte sino su feliz rostro narcisista e individualista y el resto... son restos, no sirven.
Mis disculpas, soy un malpensado, un rencoroso de manual, sí, y me encanta sacar a pasear mi impostura por donde sea. Me encantaría y hasta quizás pagaría para oír la respuesta de aquellos adictos /as al bienestar perenne mientras son fastidiados en un asalto a punta de cuchillo o bufoso, o cuando son estafados en una transacción, o son víctimas de un secuestro, de una violación, o una paliza y preguntarles con una mano en el hombro: ¿Todo bien? ¿Qué sentiste en ese momento?
Bien, es todo desde aquí, adelante estudios centrales.

jueves, 11 de febrero de 2010

Primera Clase

¿Quién te creés que sos?

¿Qué clase de ser creés que sos?

¿Sos? ¿Existís?

Estas son algunas preguntas que la sociedad se hace a sí misma para controlarse, delimitarse y purgarse integrando o excluyendo a sus componentes.

Esto está dicho con prudencia, podríamos decirlo de forma más cruda y sincera pero a los ojos de nuestro objeto de estudio sería rencoroso e irracional, aspectos en los que de ninguna manera se pretende caer en éste breve ensayo, pero ganas no faltan.

Esta programación puede ser tanto inconsciente como conciente, interna como externa.

Puede ser razonable cuando un país es justo con la mayoría de sus habitantes pero ese no es el caso de la República Argentina y eso es lo que genera y programa un círculo de desigualdad.

Es inherente al ser humano clasificarse, nomenclarse, individualizarse, todas las sociedades han realizado éste proceso con el fin de organizar su funcionamiento. Los antiguos imperios y reinos mediterráneos --como en el emblemático caso del romano-- se clasificaron a través del patrimonio que otorgaba la puerta al honor de la leva militar que luego se transformaba en la carrera política, comercial o simplemente productora. El honor y la dignidad estaban dadas por el servicio que se hacía a Roma y su pueblo. Se asumía la simbiosis pueblo-individuo, naturalmente ese honor de servicio y pertenencia de las clases patricias luego decaía y abundaba en corrupción, holgazanería y opulencia desmedida.

Con el surgimiento del capitalismo en la baja edad media, el paradigma de la honorabilidad, la dignidad y los derechos que asignan calidades y clasificaciones típicamente positivas a las personas, se asentaron sobre la base monetaria, sin importar la procedencia de tal riqueza y más aún, si tal riqueza era producto de la astucia y el despojo por la espada o la pluma que se embozaba en lagunas y zonas grices legales, generaban un miedo de respetabilidad y de honorabilidad que elevaban al trono de la impunidad al libertino y/o corrupto.

El sistema policial festeja y exalta el delito de cuello blanco, sofisticado y tecnificado castigando in limine la opera tosca, la torpeza. La filosofía del cinismo hace que aquello que es ilegal --pero bien organizado, con apariencia pseudolegal-- sea tenído en alta estima, sea legitimada socialmente.

"La identidad, la idioscincracia de la clase media argentina a fines del siglo XIX --como señala Ezequiel Adamovsky-- surge de una curiosa idea de decencia"

Esa curiosa idea de decencia es el orgullo de desarrollarse en ámbitos laborales más afables que no implicaran en la producción laboral el físico como su estricto medio, sino el desenvolvimiento en tareas administrativas, comerciales, burocráticas, etc. que involucraran lo psíquico y generasen un mayor rédito pues tales calificaciones no contaban por entonces con gran cantidad de mano de obra. Su orgullo también se encuentra en lo que comúnmente se denomina operatividad de baja intensidad. Contemporáneamente ese enclave de dignidad ni siquiera se halla en el trabajo sino en la adquisición de riqueza y su acumulación de maneras non sanctas. En esa respetabilidad de hacer la plata sin trabajar, la clase media y mucho más antes la alta, encuentra su apoteosis.

Podemos decir que la identidad de la clase alta está dada por la idea y certidumbre de poder y munificencia que supera el anhelo de opulencia económica que persigue la clase media. La clase alta, es dominante, es ampliamente organizada y consiente de sí misma.

¿Pero que podemos decir acerca de la identidad de las clases bajas?

La filósofa Silvia Schwarzböck señala acertadamente que los pobres no tienen un marco de moralidad propio (hoy acentuado por el proceso de desactivación de las garantías y derechos laborales así como la lucha sindical, la desindustrialización y desaceleración de la producción manofacturera y maquinofacturera iniciada en la década de 1960 N del E.) para hacerla valer frente al resto de la sociedad.

La clase baja, los pobres --y más que ellos los hijos de los ricos-- saben bien que la plata no se hace trabajando (Schwarzböck), que el trabajo otorga la posibilidad de sobrevivir pero muy acotadamente la de superar una situación que desde la programación idioscincratica de los núcleos dominantes de formación (muy sugestionables a las opiniones del sistema de estado policial: agencias policiales, legales de comunicación, educación, etc.) se establece como inamovible per se.

También saben que estudiar no es la panacéa del éxito personal. Que consumir hace al ser. Que la fama o infama que sea redituable en dinero vale más que el honor y cualquier otro principio ético o moral. Y lo saben porque son mandatos y ejemplos de vida impuestos desde el ideario contemporáneo de la clase media alta, refractaria de los designios de la clase dominante.

El ascenso social y la ampliación de la clase media --como producto de la contradicción entre el sistema colectivista e individualista y como dique de contención social, ideológico y económico ante las corrientes revolucionarias de inicios del siglo XX, (en América del Sur como el anarquísmo, socialismo, comunismo)-- se dió como una necesidad diagramada desde la clase dominante en pos de conservar el poder. Este ascenso se dio débilmente desde el primer gobierno radical de Hipólito Yrigoyen, incrementándose en el gobierno peronista hasta estancarse durante la dictadura del mal llamado Proceso de Reorganización Nacional de 1976.

La conciencia de pertenecer a la clase media es eminentemente discursiva, de ninguna manera es orgánica y es evidentemente volátil en su conformación. Hasta fines de la década de 1970 conformar la clase media requería de una serie de puntos socioculturales que propugnaban y amparaban la dinámica estable del crecimiento sociocultural y económico que se reunían en torno al acceso a la educación, la vivienda y el barrio, el consumo de bienes y servicios y el dinero. Todo ese cúmulo aglutinador y segregador lograba así varios nexos de pertenencia con su realidad y lograba su identidad frente al resto de los contratantes sociales.

Durante la década de los 90' ese paradigma cambió. Casi el único requisito para integrar ese inasible sector se basó y se basa en la ganancia económica que permita determinados consumos y gastos que de ser generalizados y normales para sectores más amplios de la población no pasarían como una cuestión de lujo. El origen de esa ganancia dineraria no tiene importancia en cuanto si es espuria o acorde a la ley, importa tener, importa parecer. Pues los signos de los tiempos remiten que parecer hace al ser. La coerción psicológica del control social ahorra balas contra los sectores más desprotegidos económicamente pero no las anula, antes bien las introduce entre ellas como herramienta de control y división desestatizada acrecentando los ejércitos irregulares de la delincuencia o regulares de la policía que encuentran su abrevadero la mayoría de las veces en las mismas poblaciones desprotegidas y fronterizas.

Así como en tiempos de Machiavelli se valoraba y respetaba al signore que gozaba de su riqueza pero mucho más al que gozaba de las ajenas, hoy el poder de la corrupción es el deseo embozado de cualquier mortal argentino pues plantea la impunidad y la estabilidad para vivir como se quiera --dentro de las reglas de los impunes, claro--. Convivir con los que quieren acceder al Corruptive way of life es otro tema que se mantiene a pura coerción económica y policial.

Si el pleno empleo estuviera asegurado no se podría acusar a tal parámetro de antidemocrático e injusto. Pero en la actualidad --2009-- se continúa desarticulando y pauperizando económica y políticamente a la sociedad no por una política dirigida desde el estado sino desde los grupos de intereses del sector privado.

Quizás la mía fue una de las últimas generaciones que compartió horas de aula, hasta la facultad, con la ignorada clase baja --como la de un servidor--, la media y hasta la alta y por ende tuvo la posibilidad de conocer y comparar miradas e idioscincracias, defectos y virtudes, necesidades y ostentaciones desubicadas; hoy esa conveniente dinámica sarmientina (que en absoluto era inocente en cuanto a sus objetivos de transplantación étnica y cultural germánica) de espiritu de grupo nacional sin distinción de clase, raza y credo se va esfumando en la anécdota.

No hace falta parafrasear a Adamovsky ya que es parafrasear al tilingo argentino, especialmente el porteño, que realza siempre que puede, su descendencia europea y blanca y refuerza los modelos germánicos de belleza. Para ese sujeto ser blanco es ser parte de la clase media, quien no lo es pero económicamente la integra debe reafirmarse como blanco y europeo todo tiempo posible, cultural o económicamente. En tanto que los descendientes de la península euroasiática --sí, los europeos-- sostienen la falacia de la tolerancia racial con los bastonazos pedagógicos de una economía de subsistencia y una transculturización deformante de las mayorías nativas y no europeas leucodermas.

Se van re-creando así compartimientos estancos y homogenizados que solo fomentan resquemores y odios. Un letal control social que anula el diálogo y el encuentro con el otro, con el diferente, y esto como señalan los grandes filósofos existencialistas marcan el suicidio social.

Además, tal polarización copta culturalmente desde el discurso de la clase media, el contenido intelectual de la clase más sojuzgada y numerosa --pero no por ello sin luces--, desarticulando el espíritu cooperativista y socializante de los proletarios para suplantarlo por uno de plena raigambre individualista y capitalista que promete éxito y estabilidad si no se opone resistencia al discurso y método de la clase dominante y se subordina el discernimiento, la intención y voluntad (propio de un individuo independiente y racional), al mercado y al consumismo.

El problema de la clasificación reside en la programación que se le otorga y en su anulación como ente capáz y protagonista de la historia --como logra serlo la clase dominante-- y la simple personificación y gestualización irracional de reacciones prestablecidas por los factores de poder que la clase media adopta imbuída con un espíritu salvador de la moral patriótica que por voces externas supone única y verdadera.

El individuo puede conocerse, programarse y superarse a través de su contexto (los filtros del sistema eventualmente lo aceptarán, excluirán o no lo percibirán) pero un grupo o clase emergente es una masa significativamente voluminosa, informe y contradictoria que de ser incluída a groso modo en el ascendiente social sería negativamente competitiva y ejemplarizante para el sector dominante, he aquí la razón de la contención y la tributación forzada hacia la clase principal a la que tiene como una figura paternal y benéfica pues fue formada por ella y significa su norte y no a su acérrima opresora.

Los integrantes de la clase alta son patricios en su totalidad --además de individuos emergentes excepcionales-- quienes integran tal grupo. Si otro grupo o factor de poder alternativo plantea el conflicto, la reacción dominante brota beligerantemente y la retracción en pos de la supervivencia se hace evidente en las clases subyugadas que accionan perimiendo, según la lógica gravitacional, lográndose así el status quo siempre deseado por la oligarquía imperante.

Las evoluciones o revoluciones son excepciones a la regla, son la última solución para el mantenimiento de todo poder y ello de ninguna manera señala la extinción del poder establecido sino meramente una lógica adaptación con el grueso de sus reglas de estabilidad y establecimiento administrativo, legal y económico. El desarrollo que de allí se formule solo será un perfeccionamiento del establishment.

Todo individuo presiente esto. Sin embargo no quiere sentirse descubierto. Saberse excluído de su ansiado nodo social marca la muerte civil.

Continuará...

martes, 5 de enero de 2010

Superman en problemas

En las contemplaciones del mundo, una de las más particulares de nuestra época es la subrayada decadencia de Superman. Algunas voces señalan que este comportamiento anómalo se debe a la muerte de la periodista del diario The Planet, Luisa Lane, supuesta amante del calzonudo, fallecida a los 51 años en extrañas circuntancias.

Se habla sobre la posibilidad de una grave intoxicación con kriptonita, quizás un problema de esquizofrenia y personalidad múltiple detonada por la muerte de Lane u otra situación límite como podría ser la muerte de sus desconocidos padres adoptivos.

Una de las hipótesis más inquietantes es aquella que detonó la propia Luisa Lane, que frente a los constantes avances que ella le hacía lo señaló de posible impotente, castrado u homosexual no asumido. Luego de tales acusaciones Superman y Lane iniciaron un tórrido romance.

Lo concreto se resume en un abandono y desidia total del superheroe. Durante el último semestre se lo ha visto deambular desaseado, barbudo, ebrio a veces, drogado hasta el túetano en otras.

Se lo ha relacionado varias veces en éstos días con la Mujer de la Villa pero ella misma desestimó la relación ya que aunque no lo señaló mantiene un romance circunstancial con Linyera verde, el Hombre de la Piedra y Superwine.

En horas de la tarde de ayer fue internado de urgencia en el Hospital Fernández el mentado hombre de acero por un cuadro de intoxicación de paco, heroína y anfetaminas. Superman fue encontrado en el barrio de Monte Castro robando un portón de hierro forjado de un viejo caserón, portón que usaría como moneda de transacción para otra dosis de alguna de las tantas drogas a las que se hizo adicto en los últimos meses.

Detener al heroe en desgracia tomó varias horas, la policía se restringió a tratar de convencerlo para que desistiera en su actitud mientras se esperaba la llegada del Cazador, única manera efectiva de poder controlar y contenerlo.

Desde un taxi bajó la enorme figura del Cazador en boxer, chancletas y camiseta-musculosa, profirió primeramente algunos insultos a ambas partes y entró a quemarle la cabeza a Superman. A los cuarenta y cinco minutos aproximadamente la toma de rehénes terminó y sin mediar arresto se fueron al breca del turco, infaltable: Pelotero de Gatos donde tanto la muda Antonia como Uma pasaron por las armas al dilapidado heroe. Luego de la inversión, el Cazador lo embandejó en un taxi dejándolo para que se oreé en la Plaza Martín Fierro donde algunos trabas trataron de vejarlo y algunos linyeras intentaron ver que tanto acero le podían quitar para hacerse una moneda.